¡Haced a las paredes hablar! Luis Barragán lo consigue con este imponente muro de las Bienaventuranzas labrado en el exterior de la tapia posterior de la parroquia de Amatitán.
En esta sencilla y atrevida propuesta se percibe la experimentación del reconocido proyectista jalisciense al buscar expresividad en la arquitectura a través de la inscripción de un escrito sobre la pared: el bíblico y poético salmo de las Bienaventuranzas.
Este muro forma parte de la intervención que Barragán realizó al templo, en la colaboración con su colega y amigo Ignacio Díaz Morales, por encargo de su madrina, Jesusita López Rosales. Y es un honor contar como parte del paisaje agavero con una obra de quien es considerado a nivel mundial entre los arquitectos más importantes del siglo XX.
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